Nunca fue mía, para comenzar.
Demasiados encontronazos.
La misma vida de mi difunto abuelo alberto
es lo que el destino me depara.
Es increible como la tristeza
es tan frecuente en mi vida,
y lo más increible es que
me siento mejor cuando lo escribo;
pero independientemente de esto,
siento cierto temor a hacerlo público,
pues siento que hago un daño.
Siento que vierto una sustancia nociva
a la salud humana.
Pero lo más seguro es que
es una sustancia muy rara,
porque al vertirla publicamente
siento que quien más resulta dañado
soy yo.
lunes, 16 de abril de 2012
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