Hay que oirlos hablar.
Hay que soportarles sus payasadas;
pero las mías, no.
Han logrado hacerme creer que soy
tonto, estupido, idiota, imbecil,
retrasado mental, entre otras cosas.
Lo lograron. Me lo creo;
pero no soy tan idiota
como para soportar todo el dolor posible
sin ni siquiera gritar ni expresar
mi desprecio e indiferencia.
La idiotez tiene un límite
¡Manada de desgraciados malditos!
- Ignacio Cortorreal en Gmail
miércoles, 23 de octubre de 2013
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