Quería aprender, busqué quien me enseñara
me dí cuenta que habían cosas que no podían enseñarme con sus herramientas.
Decidí conseguir mi herramienta,
pero para ello necesitaba permisos,
y aprender lo mínimo necesario.
Lo hice, y llegó el momento de adquirir la herramienta.
Inicialmente buscaba la herramienta más barata,
pero, para mala suerte, también era fea.
Así que fue empujando y estirando el presupuesto
hasta encontrar una que cumpliera un mínimo promedio.
Fuí. Ví. Adquirí.
Al final, siento que podía conseguir una herramienta más equilibrada
entre los extremos precio, apariencia, y estado.
Pero no es la primera vez que me ocurre este arrepentimiento.
Así que actualmente hago planes de mejora,
y en un futuro algo lejano,
de cambio.
Mientras ese momento llega,
estoy practicando todo aquello
que antes no podía.
lunes, 3 de febrero de 2014
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