sábado, 15 de febrero de 2014

Volver A Verde

Si madurar es soportar tus cambios de ánimo, y sin tener la más mínima idea de lo que estás pensando, entonces prefiero quedarme verde.

Tienes unas formas efectivas, pero desagradables, para demostrarme lo poco que valgo en esta vida. Situaciones que acentúan mi devaluación. A veces creo que son alarmas o señales de peligro, sin embargo, recientemente he vislumbrado (y en cierto modo, aceptado) la posibilidad de que esto sea mi destino: alargar mi brazo hasta esa poca distancia, para agarrar lo mejor de lo que esté a mi alcance.

Tanta debilidad me molesta. Decisiones fallidas e imperfectas me atormentan, ¿Y así es que quiero dejar una estela en la historia? frágil, delicado, sensible, imperfecto, inválido, feo… y sólo es relativo en la mente de quien busca auto-consuelo. ¿Cómo vas a destacar, si ni siquera en el grupo de elegidos puedes estar? ¿Hasta cuándo voy a seguir cometiendo errores?

Ejecutar acciones toscas, repetitivas e inútiles, pero necesarias. ¡Que tristeza! Acelerar a pellizcos y frenar a golpes: ¿Acaso el destino está siendo sarcástico conmigo? Quizás aceptar y entender la verdad toma tiempo. La verdad siempre duele al principio, pero días o meses después, te arrepientes por haberle dado la espalda, cuando lo que necesitabas era darle un tiempo para que pudieras digerirla mejor.

[…] Mientras comía sancocho, veía al gato dudando entre pedir comida y cortejar a la gata. La gata rechazaba a quien le había acompañado durante toda la vida por un gato desconocido. No es que el primer gato haya sido muy bueno, pero aunque se merezca el rechazo, por lo menos un diminuto rayo de luz toca la pena que siento por él… ¡Que triste destino tiene el gato!


- Ignacio Cortorreal en Gmail

No hay comentarios:

Publicar un comentario