viernes, 10 de enero de 2014

Continentes

Mi diosa Sheeva. Sirena seducida por dos luces esmeralda de un alto faro. Ciruela que rueda por la despensa, y deseo probar. Tan veloz como la luz. He aprendido a saborear los más diminutos y breves de tus toques, siendo el primer paso saber que terminaran de forma abrupta y desapercibida. Calipso en mármol. Tonos melódicos que me infunden ternura. Zarpas lácteas capaces de desgarrarme hasta el alma. Nubes cumulosas que siluetean figuras majestuosas. Arietes firmes que destrozan las murallas más fuertes. Torres de asedio que invaden los reinos mejor defendidos. Pozuelo del cual bebería una buena porción de asopado sin usar cuchara o cubiertos. Inmensidad focalizada. Baúl de recuerddos repleto de hermosas memorias. Sandia apetitosa. Elegante oscuridad, capaz de adornar con misterio cualquier paisaje o entidad. Moda que no pasa de moda. Bolas de basketball y volleyball por doquier. Volante hidráulico. Almohadas de piel de ganzo. Jaguar agresivo. Mirada fija de ojos de una abeja que revolotea por encima de las jorobas de un camello. No entiendo como algo tan diminuto puede irradiar tanta hermosura. El gran cañón. Mandarria con la que destrozaría todas las rocas y pulverizaría todos los obstáculos que se interpusieran en mi camino. Bolsillos de un abrigo en los que escondería mis manos para protegerme del frio. Brisa que mueve las ramas que dan sombra a la selva y que, al moverlas, dejan entrever su suelo. Deseo tanto tenerte muy muy cerca y poder sentir tu respiración acariciando mi cara. Me haces sentir la misma fuerza que me impulsaba a mirar los juegos de Nintendo a través de las ventanas de mis vecinos, sin importarme la posibilidad de que me las cerraran, y pasar horas y horas simplemente contemplando lo coqueta que luces. Palitos chinos para shushi. Aroma que causa regresiones. Balón de futbol americano, con puntas a ambos extremos, y costura blanca. Este es un juego muy agresivo, arriesgado, y peligroso, pero de ser necesario, estoy dispuesto a perder cada uno de mis huesos por ti.






- Ignacio Cortorreal en Gmail

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