lunes, 18 de noviembre de 2013

Láctea

Tu cuerpo no es el que prefieren los diseñadores de moda para exhibir las prendas que crean, pero sí es del tipo que le encantaban a los artistas clásicos para pintar sus obras de arte. Eres de esas mujeres que rechazan a cualquiera que no le brinde beneficio o te pueda hacer un favor fuera de lo común. Recientemente me contactaste, y no puedo dejar de pensar en ello. ¿Por qué me contactas? ¿Aún intentas seguir mortificándome? No sabes el gran esfuerzo que hago para olvidarte, y tú, por arte de magia, quieres aparecer en mi radar. Vivimos momentos que jamás olvidaré, y me parecería grato volver a repetir. Esa será por siempre mi intención. Tez lactosa de presión inglesa extra. ¿Serás sueca, australiana, o francesa? Lo digo por tu belleza. Eres de clase extraña, que rara vez aparece en Républica Dominicana, a no ser por el Turismo. Por eso pienso que eres extranjera. Haces de luces solares brotan de tu retoño superior. Puntos luminosos en tu chaqueta, cual si fueran bombillos navideños adornado la hermosa guirnalda de tu ser, con una pose que pareciera que quieres romper tu cintura y al mismo tiempo mostrar las decoraciones luminosas de tu zapatilla derecha. ¡Hasta tus gafas tienen escarcha! Dormir sobre tí sería un sueño placentero, pero dudo que puedas soportar mi peso. Y tú no lo harías sobre mí por ser incómodo para tí. Al verte de lado, se nota una protuberancia en tu labio superior, como en Los Simpsons, y otra más abajo, muy lejos de allí… Miré a otra dirección y no sé que fue lo que ví que me hizo pensar en tí. Al destino le encanta torturar con recuerdos ingratos. Leve movimiento de caderas al agitar tus rodillas en señal de impaciencia, como haciendo minisaltitos. Licras negras en piernas bien formadas: no pasa un día sin que las vea. Que molesto es querer ver un rostro y que haya un obstáculo impidiéndolo. Tan delgada que te rompería con la mirada. La clase se te nota por encima de tu ropa sencilla. En la forma por la que caminas por el pasillo del Metro, en la forma en la que cuidas tu pelo y tu cutis. Como caída del cielo, te sientas cerca de mí. Me siento tan intimidado por tu presencia, que lo único que puedo hacer es escribir estas líneas. Te agarras la cabeza, como si estuvieras preocupada, para luego bromear y sonreir, como si nada hubiese ocurrido.

- Ignacio Cortorreal en Gmail

1 comentario: